Introducción
La distribución de la herencia en España, específicamente en el territorio común, es un proceso legal que despierta interés y, en ocasiones, inquietud. Regida por el Código Civil, la división de bienes tras el fallecimiento de una persona involucra aspectos técnicos y jurídicos que deben ser comprendidos tanto por los herederos como por los profesionales del derecho. ¿Sabías que la herencia se divide en tres tercios, cada uno con su propio destino y regulación? Este artículo desentrañará el entramado legal que define quiénes son los herederos forzosos, cómo se reparten los bienes con o sin testamento, y qué pasos seguir para asegurar una transición ordenada y justa. Sumérgete con nosotros en el fascinante mundo de la sucesión hereditaria en España y descubre cómo la legislación busca equilibrar derechos y voluntades.
Sucesión intestada en España
Orden de Prioridad
En España, la sucesión intestada se produce cuando una persona fallece sin dejar un testamento o en caso de dejarlo, este no es válido. En tal caso, el Código Civil establece un orden de prioridad para determinar quiénes serán los herederos. En primer lugar, los descendientes directos y en primer grado del fallecido, es decir, sus hijos. Si alguno de ellos ha fallecido, sus propios descendientes, como los nietos, pueden heredar por derecho de representación.
Ascendientes y Cónyuge
Si el fallecido no tiene hijos ni nietos, la herencia se transfiere a sus ascendientes, empezando por los padres. Y puede también que dichos ascendientes concurran a la herencia con el cónyuge viudo, en ese caso, la herencia se repartirá entre ambos de acuerdo a la legislación vigente.
Parientes Colaterales
En la eventualidad de que no existan descendientes, ascendientes ni cónyuge, la herencia se destina a los parientes colaterales, tales como hermanos, sobrinos o primos. El Código Civil detalla que los hermanos del fallecido heredan en igualdad de condiciones, siendo lazos de sangre cercanos los que determinan la prioridad en esta categoría. Si no hay parientes directos, los familiares más lejanos se consideran en última instancia.
El Estado como Heredero
Finalmente, si no hay parientes conocidos, ni testamento, ni herederos que reclamen la herencia, el Estado se convierte en el heredero de último recurso. En este caso, los bienes del difunto se incorporan al patrimonio del Estado, lo cual es un recordatorio de la importancia de planificar la sucesión y considerar la redacción de un testamento para evitar situaciones indeseadas.
División de la herencia con testamento en España
En el territorio común de España, el testamento es un instrumento que permite al testador disponer de su patrimonio conforme a su voluntad, dentro de los límites que marca el Código Civil. La herencia se divide, esencialmente, en tres tercios, cada uno con un destino específico. Esta estructura se diseña para balancear las preferencias personales del testador con la protección de los derechos de los herederos forzosos. A continuación, se detallan estos tercios:
- Legítima (Estricta): Un tercio del patrimonio debe reservarse para los herederos forzosos, que incluyen principalmente a los descendientes, ascendientes y el cónyuge. Este tercio asegura que los parientes más cercanos del fallecido reciban una parte justa de la herencia, limitando así la capacidad del testador de excluirlos completamente de su legado.
- Mejora : Otro tercio puede destinarse a mejorar la porción de uno o varios de los herederos forzosos, generalmente los descendientes. Esta porción permite al testador beneficiar de manera más generosa a algún hijo o nieto, promoviendo incentivos o recompensando a aquellos que han estado más cerca o han cuidado del testador.
- Libre Disposición: El tercio restante es el de libre disposición, donde el testador tiene plena libertad para asignar a quien desee, sin restricciones. Este tercio es una herramienta para premiar amistades, instituciones benéficas, o cualquier otra persona o entidad que considere merecedora de parte de su patrimonio.
La correcta distribución de estos tercios requiere un entendimiento claro de los deseos del testador y del marco legal vigente. Un testamento bien redactado no solo refleja las preferencias personales del fallecido, sino que también garantiza que se cumplan dentro de los parámetros legales, evitando futuros conflictos entre los herederos.
Proceso de división de la herencia en España
La división de la herencia en España, especialmente en el territorio común, sigue un proceso legal cuidadosamente estructurado. Este proceso tiene como objetivo garantizar que los derechos de todos los herederos sean respetados y que la distribución de los bienes se realice de manera justa. El primer paso crucial es determinar si el fallecido dejó un testamento válido. Si existe un testamento, este documento guiará el reparto conforme a los deseos del testador. En ausencia de testamento o si este es inválido, se aplicarán las reglas de la sucesión intestada.
Una vez establecido el marco legal aplicable, el siguiente paso es la designación de un notario (pero ojo por que no vale cualquiera. La ley nos señala una serie de criterios para determinar su competencia territorial). El notario desempeña un papel esencial al supervisar el proceso, asegurando el cumplimiento de la legislación vigente y resguardando los intereses de los herederos. Este profesional del derecho es el encargado de levantar el acta de declaración de herederos en caso de sucesión intestada, y de autenticar las disposiciones testamentarias cuando hay un testamento.
El proceso continúa con la elaboración de un inventario exhaustivo de todos los bienes pertenecientes al fallecido. Este inventario debe incluir tanto los activos tangibles, como propiedades inmobiliarias, vehículos y objetos de valor, como los intangibles, tales como cuentas bancarias o inversiones. La precisión en este inventario es fundamental, ya que servirá como base para la valoración económica de la herencia y su posterior distribución.
Finalmente, se lleva a cabo la valoración de cada uno de los bienes incluidos en el inventario. Esta etapa puede requerir la intervención de tasadores o expertos que proporcionen informes detallados sobre el valor de los activos. Una vez que se ha determinado el valor total de la herencia, se procede al reparto entre los herederos, respetando las disposiciones del testamento o las reglas de la sucesión intestada, asegurando así un proceso ordenado y justo.